Paola Schietekat, una mexicana que denunció abuso sexual en Qatar fue condenada a 100 latigazos y 7 años de prisión
La economista Paola Schietekat, de 27 años, fue condenada en Qatar a 100 latigazos y siete años de cárcel, tras denunciar el abuso sexual que sufrió mientras trabajaba para el Comité Organizador del Mundial de Futbol.
El día después de su agresión, la economista acudió a una central de Policía en Doha acompañada del entonces cónsul de México en Qatar, Luis Ancona. Llevaban un certificado médico y fotografías de los moretones que el hombre dejó en sus brazos, hombros y espalda.
“Al preguntarme si quería una orden de alejamiento, no hacer nada, o ir a las últimas instancias, me congelé, por el shock, por el miedo y la falta de sueño, y volteé a ver al cónsul, quien me recomendó ir a las últimas instancias”, ha escrito Schietekat en el texto titulado “Un mundo que parece odiar a las mujeres”.
Por su parte, el Gobierno de México aseguró que la defenderá jurídicamente.
“Agradecí a Paola su visita y la conversación. El Consultor Jurídico de la SRE, nuestro mejor abogado, se hará cargo de defenderla y de que sean respetados todos sus derechos como ciudadana mexicana. Le reconocí su valentía y resolución”, sostuvo el canciller Marcelo Ebrard Casaubon en su cuenta de Twitter.
Paola Schietekat, trabajaba como economista conductual para el Supreme Committee for Delivery and Legacy, la entidad responsable de la organización de la Copa Mundial de fútbol 2022 en Qatar. La joven, ha estudiado Relaciones Internacionales, Ciencias de la Conducta, Antropología y Políticas Públicas en México y en el extranjero, en universidades en Kuwait y en Oxford.
Pena sin concretar
El agresor, quien era conocido de la joven, aseguró que eran “novios” y que ella había dado consentimiento para que él ingresara al departamento.
Fue ahí donde Paola Schietekat pasó así de acusadora a acusada. El motivo es que en Qatar las relaciones extramatrimoniales son un delito, por lo que los policías habrían descartado el abuso.
La pena no se concretó gracias a que la economista, con la ayuda del Comité Organizador del Mundial y de Human Rights Watch (HRW), logró salir de Doha.